UltraMARINEROS


El goteo del cuarto-y-mitad y del mitad-de-cuarto, la precisión con el vertedor de las legumbres y el "payápacá" de la panceta en el cortafiambres son parte del menudeo en el Ultramarinos Alonso. Tan de toda la vida que es un comercio que tiene clientes empadronados. Son parroquianos que anidan al cobijo de una Cruzcampo. Son tan parroquianos que, al cierre, convierten el local en una casa de apuestas: "me juego un botellín a que Zoido sale ministro de justicia". A lo que Alonso, conocedor de la frágil economía de la calle San Luis, responde: "vale, un botellín, pero sin tapa". Y allí en la puerta siguen tranquilas las sardinas en su barrica... (para ver la famosa barrica, pulsar aquí).

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